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El oído externo y el conducto

El oído externo está compuesto por el pabellón auricular; esa parte en forma de embudo, a cada lado de la cabeza, más el conducto auditivo externo (el canal que conduce a la membrana timpánica).

El conducto auditivo está compuesto de alguna manera en forma similar a un reloj de arena, con la parte estrecha hacia adentro. La piel de la parte mas externa del conducto tiene unas glándulas especiales que fabrican cera. Se supone que la cera, atrapa las partículas de polvo y arena, para evitar que lleguen hasta el tímpano. Usualmente la cera se acumula un poco y después se seca y sale rodando hacia el exterior, arrastrando el polvo y la arena con ella. O puede migrar lentamente hacia afuera donde será limpiada.

En cantidades normales, la cera es saludable y sirve para tapizar la piel del conducto, donde actúa como repelente del agua. La ausencia de cera, favorece la sequedad y la picazón.

En la mayoría de las personas, los oídos se limpian solos, produciéndose una migración lenta y ordenada, desde el tímpano hacia el exterior. La cera vieja es constantemente transportada hasta el meato auditivo (entrada del oído), donde usualmente se seca y se cae.